MI RÍO, MI TORRENTE
Eres el río que incesante fluye,
límpida savia del costado herido;
mi vida llevas en tu recorrido,
vida, que al alejarte, de mí huye.
Te apresuras, torrente que destruye,
frenado por el valle sumergido;
tal vez tu flujo cambia de sentido,
y en anónimo mar al fin concluye.
De lágrimas nacida tu corriente,
del dolor arrancado a mi vertiente,
emergido de mí, ¿por qué te vas?
Este plañir de dolorido amante
no es porque marchas siempre hacia adelante,
es porque nunca miras hacia atrás.
Francisco Álvarez-Hidalgo