STROESSNER O LA MÁSCARA
(EL SIGNO)
Alfredo Stroessner, el policía más solitario de la Tierra,
está, pueden mirarlo
cruzado de brazos comido por la pereza,
examinando con método y sistema su galaxia privada,
piensa, dentro del espacio-tiempo que lo estrecha,
en esa posibilidad sin adjetivos cada vez más transparente
de que su madre y maestra, la Muerte, sin que él lo sospeche
una noche cualquiera deje bajo las sábanas de su lecho
una serpiente de cascabel.
A partir de ese día,
el dios del infierno sabe su nombre con exactitud,
no tendrá ya sentido
el cuerpo del más bello y peligroso de sus homosexuales
ni la colección de antifaces que lo hicieron famoso,
y vaya, ya para ese entonces,
la máscara mágica labrada con primor
(secretísimo regalo del Pentágono)
habrá perdido el resplandor
que tiene el poder de transformarlo
en un padre amoroso que se deja reducir a hilos y láminas.
Roberto Sosa