CASTAÑERO
Da vueltas por el parque y viene solo
cuando hace frío. Cierro la ventana
de par en par, bajamos a la vez
todos corriendo, a gritos, a empujones.
Muy cerca del hornillo
hacemos una fila para olerte
y las vas repartiendo de uno en uno,
corresponde un puñado por persona
(lo que quepa en el fondo de las manos).
Desvestimos sus pieles
como quien quita trozos al otoño,
¡cuidado, queman mucho!, nos adviertes.
Pronto se apagará la luz del fuego,
señal de frío, es hora de marcharse.
Tú nos dices adiós. Adiós, otoño,
hasta el año que viene.
Darío Márquez Reyeros