LOS QUE JAMÁS
Oh la locura triste de los cuerdos,
los de la fila y el amén sin tacha,
cándidos candidatos a la dicha
que jamás fallecieron de un abrazo.
Los que jamás han visto a Satanás
ni por el ojo de la cerradura.
Los tontos que jamás se tambalean
y no tienen rendijas en su cuarto
ni una vulgar serpiente que les tiente.
Los cuerdos que nos atan con sus cuerdas
a su reino de atroz monotonía.
Los que pagan en vida sepultura
y le lamen el culo a la aritmética.
Los que te embisten, la verdad en ristre.
Los que te clasifican y perforan.
Esa cordura ufana que no sana
con camisa de fuerza ni conjuro.
Qué medicina, ay, podríamos darle.
Salustiano Masó