aún tienes avidez en los labios
y metales dichosos te bailan por tus ojos
quieta así, por un momento
confunde lo que abunda y lo que está mordido ya
por la escasez; lo que se va a quedar
entre tú y yo
y lo que se llevarán las manos blancas
de la eliminación y del olvido
pero ahora voy a creer en el ardor
y en las defensas frías de un país escindido
en dos —tu cuerpo—, que entre sombras guarda
armas y frutas a la vez
seré yo quien te despida; quieta tú
así, con esa misma cara contenida y revuelta
que ayudan a poner las noticias sobrentendidas
háblame de un tren que encalló
entre pájaros y cordilleras imparciales
piensa en cristales rotos, en muebles
que nadie quiso heredar
piensa en estufas frías,
piensa en nosotros
y quieta,
quieta mucho
así
(pájaro ya de espaldas)
Tomás Sánchez Santiago