FIDELIDAD
Cuando su cuerpo no sea más que una vieja parroquia
a la que nadie quiera entrar, sino que pasen
todos con largo paso de quien teme
entrar en compasión con su contacto
y a nadie se le ocurra arrojarle hasta el fondo
la luz de su moneda, sabiendo como habrán
de saber que las limosnas no le serán ya pródigas,
pues su carne colgará en combas secas,
tristes combas nocturnas hasta el ámbito
también antes ardiendo de los cirios;
cuando no haya devotos de sus labios
ni musiten sus ansias los más lejanos fieles
feligreses, yo seguiré asistiendo aún con más celo
si cabe a sus gastadas ceremonias.
Yo empeñaré el aliento hasta lo último,
hasta cubrir su cuerpo con pasos empapados
donde me reconozca...; y a pesar de todo ello
jamás habré sentido
mi pisar tan profano.
Tomás Sánchez Santiago