CONCLUSIÓN Y RECUENTO
Irremediablemente. Igual que un vicio
(y más que ningún otro
el vicio de vivir, que es el más ciego),
irremediablemente igual todo termina
por dar en la costumbre.
Y del encontronazo, una enseñanza:
mengua el asombro cuanto crece el hábito.
Tomás Sánchez Santiago