DELICATESSE
Tus relaciones nunca fueron bellas
tanto como lo son con las palabras
ahora
(nunca fueron tan bellas, no tan buenas).
Lentamente subsanas unos nombres
con otros: reverencias
la justa dimensión que les exigen
huecos que vagamente el oído sabe
completar
(y aún menos si no estimas
practicar en charadas).
Lo mismo que a unos huéspedes que llegan
salpicados de frío, buscas vano
acomodo entre las sábanas
heladas del poema. Y así los vas probando
y los retiras lejos del bastidor.
Los más tenaces te acompañarán siempre
en el invierno hondo de la memoria
lo mismo que astros muertos:
tan sólo acreditados en sus sílabas.
Tomás Sánchez Santiago