(RETRACCIÓN)
No sé por qué no quiero que me pille diciembre
—sus jardines de plata, sus relojes sin sueño
y sus lanas cansadas—. Es hora de cerrar
las alas a las tiendas. Sé que venden gemidos
en una calle oblonga donde hay frascos con llanto
encerrado de niñas. Llevadme allí. Si vuelven
pájaros silenciosos, no les dejéis que aniden
en lugares que ardieron con paja viva y dicha
templada. Nos veremos más acá de los brillos
que pone en sus fronteras este mes malvenido.
Por sus aceras lisas hay un hielo que amarga
los pasos confiados de quienes traen azúcares.
Tomás Sánchez Santiago